martes, 10 de febrero de 2015

Cuestión de vivir.

"En este amanecer de sábado, llega el principio de otro tiempo. Por fin acabaré con esto que me oprime el pecho. Ahora sí, seré capaz de plantar cara a mi enemigo límite, aunque lo haga de la forma más cobarde menos correcta. Mi enemigo es ha sido el miedo: de no ser buen hijo, buen amigo, bueno conmigo mismo. El miedo a ser feliz. El miedo a no hacerme infeliz.


Hoy, se ha demostrado mi fracaso. El fracaso de un modo de vida. No creo que despierte. Si lo hago, espero prometo que todo sea será diferente. Si no, espero que lo que resta, el tiempo y la felicidad que quedan, caigan como la lluvia sobre aquellos que más lo necesiten.

Vivir es actitud".

Cosas que no hice hacer en la vida

  • Amarme a mí mismo.
  • Vencer el eogoísmo. Ser mi prioridad.
  • Valorar lo que tengo.
  • Dar salida a ver mi luz.
  • Ver crecer a mi hermana.
  • Ayudar ver a mis amigos a ser felices.
  • Ser buen hijo, buen hermano y buen amigo.
  • Aceptarme mis limitaciones.
  • Ser consciente de mi valor.
  • Vivir.

viernes, 6 de febrero de 2015

Cuestión de caminar.

PRIMERA PARTE


Los tres últimos meses han sido sencillamente complejos. Ni buenos, ni malos, sólo sencillamente complejos. No ha sucedido nada grande o realmente especial, pues han sido más bien una caminata a lo largo de un sendero. ¿Qué tipo de sendero? Mmm, no estoy seguro. Quizá es el camino el que ha ido haciéndose más blando, más cómodo... o quizá sean las plantas de mis pies las que se han endurecido. Eso no puedo saberlo. No ahora, al menos.

Sea como fuere, (la sensación que producía) el camino era inicialmente la de algo pedregoso, frío por momentos y ardiente en ocasiones; difícil, casi imposible. Arrastrar los pies, que no caminar, era duro, o eso es lo que creo recordar. Es curioso como la mente se esfuerza en ocultar algunas memorias dolorosas mientras nos muestra otras sin el más mínimo pudor. Tampoco creo que sea interesante repetir los pensamientos y angustias de un muchacho en el momento inmediatamente posterior a que se perdiera en sí mismo como nunca antes.

Fuere como sea, pasó el tiempo. Las piedras del camino se iban limando conforme los pies dejaban de sangrar... y su arrastrar se convirtió, poco a poco, en pasos. No en pasos firmes, pero sí en pasos. Decidí emplear mi tiempo en algunas cosas que pudieran resultarme útiles, aunque cada decisión requería tanta meditación... para que, al final, la mayoría de ellas quedaran en la cuneta. El hecho de rozar el borde prohibido de la desmotivación me hizo seguir intentando hacer pequeñas cosas, quizá minúsculas, pero dicen que algo es algo.

De unas semanas a esta parte, ciertas ideas han empezado a ordenarse, por fin, en mi mente. No son extremedamente claras... No transmiten toda la seguridad que necesito... No son ideas puras de amor. Más bien, son confusas, enmarañadas y cambiantes. Pero son ideas, ideas nuevas. Realmente, me recuerdan a la lluvia turbia que cae cuando el cielo está hundido en el barro. Al agua que precede a esas gotas claras, frescas y nuevas que alimentan nuestro entorno.

Pese al trabajo, no podría asegurar que nada estuviera mejor ahora, en esta parte algo más suave y verde del camino, que en la etapa en la que andaba sobre las rocas afiladas con los pies blandos y agrietados. Pero, poco a poco, algunas pequeñas cosas van cambiando. Hace un par de meses, parecía imposible... ahora, sólo dificil.

Continuará.